Antes de que se me olvide: tenemos un nuevo espacio en Instagram para nosotros. He decidido llamarlo El club, porque quiere ser un lugar de encuentro entre personas con intereses parecidos. Puedes seguirlo en @bloom_club_
Cuando el último día de 2022 me tocó repasar mi año y hacer mi vision board para 2023, una de las cosas que más me pesaron era no saber a dónde se había ido gran parte de mi tiempo, y en consecuencia no sentir que había sido productiva. Así que establecí como vibe principal para 2023 las working vibes.
Hasta ahí todo genial. Así generalizado es muy fácil decantarse por un objetivo como ese. La parte complicada vino después, cuando me planteé que significa eso de las working vibes.
El primer paso pasó por analizar por qué no me sentía productiva, a pesar de que había conseguido sacar muchos proyectos adelante. La sensación de tener una to do list infinita, que no tenía límite entre el tiempo trabajando y el tiempo personal, junto con la energía que se me iba a través del móvil eran los motivos principales de mi intranquilidad.
Así que volví a hacer el 22·22·22 de Noe Gil, y perfilé unos objetivos que ya venían meses gestándose en esa incomodidad:
Trabajar 35 horas a la semana como máximo. Horas de trabajo real. Y para ello necesitaba encontrar la forma de contabilizar esas horas, y sí, convertirlas en trabajo real.
Leer al menos 12 libros. Y para ello necesitaba tener un registro de los libros que leo, para que me motive y/o me sirva de empujón, además de agendar un momento concreto en el día para leer.
Terminar las formaciones online que tengo compradas. E igualmente asignarles un tiempo en el calendario e ir haciendo un registro.
Tener tiempo de descanso de calidad, definir lo que significa descansar, buscarle su momento y respetarlo.
La conclusión que saqué de todo esto es que necesitaba ser más consciente de mi tiempo. Tenía claro que no quería sentir la angustia de estar llegando a un deadline sin tener el trabajo terminado, ver como lista de libros y cursos crece sin parar, y no tener descanso merecido porque pienso que nunca trabajo lo suficiente. En consecuencia necesitaba vivir mi productividad conscientemente.
¿Qué significa vivir la productividad con consciencia?
Por definición, consiste en estar presente en lo que estás haciendo, cuando lo estás haciendo, observando tus emociones y pensamientos.
Sí, definitivamente esto era lo que necesitaba. Era la definición de eso que me faltaba durante las horas de trabajo y de descanso. Y comencé a explorar distintas maneras de ser más consciente y sobre todo que se convirtiera en un hábito sostenible en el tiempo.
Después de unos dos meses teniendo esto en cuenta, estos son los beneficios que he notado:
Me es más fácil disfrutar del proceso, sea lo que sea lo que esté haciendo. Porque estoy en ello, y no tengo otra alternativa más que esa tarea. Lo que me lleva a comprometerme con ello es que lo hago desde el disfrute y -a veces también- pensando en la recompensa en forma de descanso que le sigue.
Claridad y confianza. Porque la mente se despeja, deja de estar tan nublado cuando me enfoco en una sola actividad, y eso también aumenta la confianza con la que me muevo a través de ella.
Control. Derivado de todo lo anterior.
Autoestima. Porque sentir que saco trabajo adelante, con confianza y en el que sé que he dado lo mejor de mí hace que se me hinche en pechito como una paloma.
En definitiva, me volví más productiva, más feliz, y tuve tiempo de hacer muchas más cosas (como por ejemplo esta newsletter).
Tips para ser productivo y consciente
Antes de pasar directamente a las apps que me ayudaron a tomar consciencia de mi tiempo, te comparto estos tips que me ayudaron a encontrarme conmigo durante cualquier actividad:
Hacer journaling y/o estar en contacto con la naturaleza -un paseo me vale- antes de empezar a trabajar. Para enfrentarme a las tareas desde un sitio de conexión conmigo, sabiendo cómo estoy y cuánto me puedo pedir ese día. Normalmente saco más fuerza de esos paseos que cualquier otra cosa, y un día que empieza bajito al sonar el despertador se transforma después de ello.
No hacer multitasking. Una tarea detrás de otra. Asignar momentos a cada una de las tareas, también para responder mensajes o mirar redes sociales. Los mails y mensajes son una ventana por la que se escapa toda mi capacidad de prestar atención.
Trabajar en un espacio sin distracciones, y lo dice la reina de las bibliotecas. Si tengo que trabajar en en un lugar público, esta playlist en mis cascos me aísla y me conecta con mi tarea.
Observar mis emociones y mis pensamientos. En otras palabras, no ignorarme. Intentar tapar lo que tengo en la cabeza o en el cuerpo metiéndome en una actividad intelectual nunca me funciona. Al final se me bloquea el sistema y acabo procrastinando.
Organizar y priorizar. La clave para mí es poder planificar qué cosas necesitan salir antes, las fechas de entrega, y ser flexible para reorganizarme cuando hay algún imprevisto.
Apps para vivir la productividad con consciencia
Google Calendar: para mí es la herramienta fundamental. En ella me organizo lo personal y lo profesional. Las reuniones, el tiempo de descanso, los tiempos que paso en transporte público. A veces me lo tomo un poco a la ligera y voy fluyendo con el día, pero generalmente me ayuda a ser muy consciente de lo que tengo que hacer y lo que procrastino.
Notion: si conoces esta herramienta, sabes que puede usarse prácticamente para todo. Al principio es un poco difícil de verle una aplicación concreta en tu vida, pero cuando haces click con ella ya no puedes dejar de usarla. Yo uso especialmente plantillas de la comunidad, como el SMART Goals Tracker, para definir bien mis objetivos y sus tareas antes de llevarlas a Google Calendar.
Toggl Track: el descubrimiento del año para mí. Le doy al Play cuando empiezo una tarea y es mi mayor compromiso conmigo misma hasta que la acabo. Mientras tanto no hay distracción que valga, porque el temporizador va avanzando. Lo mejor que tiene es que puedes asignar cada tarea a un proyecto concreto y si eres freelance como yo te ayuda a saber cuánto tiempo dedicas a cada uno de tus proyectos. La mejor sensación es cuando a final de semana veo el resumen de horas trabajadas y siento que realmente he aprovechado el tiempo y puedo descansar tranquila. Si te gusta el método pomodoro también tiene un temporizador con este formato.
Slack: para cuando trabajo en equipo. Cuando tengo conversaciones de trabajo por WhatsApp me siento de todo menos productiva, porque se me pierde la información entre mensajes y stickers, y no consigo concentrarme.
Trello: fue mi primer paso antes de lanzarme a Notion. Si se te hace bola, Trello es mucho más sencillo de usar -y limitado- pero es ideal para desarrollar proyectos que tienen to do lists amplias.
Stoic: otro gran descubrimiento de este pasado año. Te invita a hacer journaling, a checkear tu estado de ánimo o tu energía cuando tú quieras que te lo recuerde. Puedes hacer un registro de todo ello, además de tener sugerencias de quotes que te ayudan a focalizar.
Good reads: para sentir que por fin avanzo en mi lista de libros por leer. O para darme un empujón cuando veo que se me ha pasado mucho tiempo sin leer una página.
Bonus track
Cómo de infravalorados están los estados de concentración que ofrece el iPhone. Implementarlos en mi rutina ha sido un gran plus para sentirme más productiva y tener presencia en lo que estoy haciendo.
Si estoy trabajando, modo trabajo, donde veo solo la pantalla y notificaciones de mis apps de trabajo y fuera tentaciones de darle una vueltecita a Instagram.
Y cuando estoy descansando, igual. No necesito abrir el correo si estoy de vacaciones. PARA NADA.
¿Cómo te has sentido cuando leías esto? ¿Qué me dices? ¿Te animas a implementar alguna de estas rutinas y herramientas en tu vida?