Feliz primer viernes de mes. ¿Cómo estás hoy? Yo muy ilusionada porque hoy te traigo la primera newsletter con contenido específico de la historia de Bloom. No tenía planeado hacerlo así, pero he llegado a la biblioteca esta mañana, he hecho un ratito de journaling y me he dado cuenta de que hoy era el día perfecto para compartir contigo todo lo que sé sobre cómo hacer un vision board.
Es primer viernes de febrero, ya lejos de esa ola de “ponerse objetivos” de principios de año, probablemente con una idea más realista de lo que es tu rutina y lo que puede llegar a ser tu 2023. Con algún que otro sueño no roto, pero sí dejado de idealizar, tal y como me inspiró el otro día Marguga en su newsletter de esta semana. Creo que ahora sí es el momento de envisionar mejor este año y quiero contarte cómo lo hago y que te sirva de inspiración.
Es el mejor plan para dedicarte un ratito este fin de semana.
¿Qué es un vision board?
Primero de todo, te cuento lo que es un vision board por si no tienes ni idea. Y partimos de la base de que te enseño el mío al final de este post. Aprendí a hacer vision boards en 2020, y desde entonces me han acompañado en distintos procesos y proyectos.
Un vision board es un tablero de visualización, literalmente del inglés, en el que traduces tus deseos, anhelos y objetivos, para una temporada o un proyecto concreto, en forma de imágenes y palabras clave. Es una herramienta más que efectiva y eficaz para poner foco en aquello que quieres conseguir durante ese periodo de tiempo.
Un vision board puede hacerse en formato digital, es decir, buscando imágenes en internet y luego hacer un pequeño collage en Canva o Power Point; y también puede hacerse en formato analógico buscando en revistas y periódicos imágenes y palabras para luego pegarlas en una cartulina y tenerlo siempre a mano. La ventaja de hacerlo en formato digital es que el proceso es mucho más práctico. Puedes elegir cuantas imágenes y palabras quieras e ir cambiándolas a tu gusto, usar distintos tamaños, colores y formas, y después puedes pasártelo por mail a tu móvil, tablet, e imprimirlo, para tenerlo siempre a la vista. La manera analógica tiene la ventaja —y aquí estamos muy en pro de ello— de que usas tus manos, te manchas, recortas, puedes dibujar, y sacar así a tu mente de la rutina de hacer todo a través de una pantalla. Si no tienes revistas ni periódicos en casa pero te apetece pringarte, siempre puedes buscar las imágenes en internet e imprimirlas, aunque quizá esta sea la opción menos sostenible de todas.
Te confieso que yo siempre lo hago en formato digital, porque en casa no somos de comprar periódicos ni revistas, y tampoco tengo impresora. Pero si tú sí, te invito a que lo hagas manualmente. El proceso en sí es muy clarificante.
Beneficios de hacer un vision board
Te ayuda a conectar con toda la felicidad que has sentido. Por experiencia he visto que cuando tendemos a hacer balance de un momento que acaba de terminar, lo que tenemos más presente es todo aquello que fue mal, no conseguimos, lo que se quedó en anhelo, o lo que perdimos. Y también por experiencia sé que en el momento en que traemos a tierra las fases por las que hemos ido pasando comenzamos a darnos cuenta y a valorar más todo aquello que sí fue bien, que conseguimos a base de esfuerzo o nos vino dado de manera inesperada. Hacer un vision board te ayuda a traer a la consciencia todas esas cosas buenas que habían quedado enterradas bajo frustraciones. Y la sensación de ser consciente de ello y agradecerlo es un boost increíble de energía y bienestar.
Te ayuda a tener presente lo que no quieres que se repita. Como decía antes, igual que te trae toda la felicidad y el placer que sentiste, te pone en bandeja todos aquellas situaciones que no quieres repetir y los aprendizajes que has tenido de ello. Es una manera muy interesante de ser consciente de tus decisiones y tus actos y tomar responsabilidad sobre tu propia vida.
Te ayuda a definir lo que anhelas. Atreverme a desear es uno de los actos más potentes que he atravesado. Cuando ni siquiera sabes qué es eso que tu corazón quiere, vives en segunda, siempre con el motor ahogado y sin poder ir a la velocidad que realmente te lleva a sitios interesantes. Mirar adentro, escuchar y visualizar lo que quieres es un acto de amor y respeto hacia ti y tu misión en la vida. Y cuando ya lo pones por escrito, el universo, el destino —o como sea mejor para ti llamarlo— explota de energía y se suscribe indefinidamente a tu capacidad de crear. De verdad, pruébalo, es increíble lo que puedes llegar a vivir cuando te conectas con lo que sí es tuyo.
Te ayuda a poner foco. Porque tenerlo por escrito y en imágenes, hace que sea irremediable acordarte de ello. Que sí, que las cosas no pasan mágicamente, y obviamente hay que pasar a la acción. Pero para hacer un plan tienes primero que poner foco en lo que quieres. Y verlo es la mejor manera.
Este es mi visión board de este año, y paso a explicarte el paso a paso para que puedas entenderlo mejor.
Pasos para hacer un vision board
Este ratito es para ti. Prepara una atmósfera que sea cómoda y donde estés a gusto. Un poco de música relajante de fondo, un té o un café calentito, una vela o el difusor de aceites esenciales. ¿Cómo quieres pasar este ratito contigo?
Analiza tu año (temporada) pasado: ¿Qué conseguiste y habías planificado? ¿Qué conseguiste sin planificar/por casualidad? ¿Qué aprendizajes tuviste? ¿Qué te gustaría repetir? ¿Qué no querrías que se repitiera? ¿Qué quieres dejar ir? ¿Qué palabra crees que define tu año pasado?
Visualiza el año que viene: ¿Qué eventos/momentos estás deseando que lleguen? ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Qué es eso que puede darte más felicidad y bienestar? ¿Qué actos te acercan más a tu día ideal?
Haz una lista de palabras clave para el año (o temporada) que viene. Sin juicio, déjalas llover sobre el papel.
Divide la lista en palabras profesionales y personales. ¿Hay alguna palabra que esté en ambas listas? Esa es probablemente la palabra de tu año.
Haz una búsqueda de imágenes que definan cómo quieres que sea tu año.
Es hora de pasarlo bien. Crea tu vision board con las palabras e imágenes que has escogido. Pégalas (analógica o digitalmente).
Cuando hayas terminado puedes imprimirlo y colgarlo en un lugar donde sabes que lo tendrás presente, ponerlo de fondo de pantalla o añadirlo a una carpeta del ordenador que sabes que abres cada día — a mí me pasa con la carpeta de descargas —. La idea es verlo, verlo mucho, sin juicio ni presión. Solo recordándote con cariño las cosas tan bonitas que quieres para ti.
Ahora te toca a ti. ¿Qué te parece el plan de hacer un vision board este fin de semana? Pienso que es un regalo precioso regalo para hacerte. Me encantaría poder ver el tuyo si quieres compartirlo conmigo, y saber qué te ha parecido esta experiencia.
Te cuento de qué va el mío:
Llegué a la conclusión de que mi palabra clave de este año era INTENCIÓN. Quiero dejar de actuar en piloto automático y hacer lo que hago con la consciencia de que lo estoy haciendo, intencionadamente para mí.
Si te soy sincera, la mayoría de mis palabras son una mezcla de varios objetivos en diferentes áreas de mi vida. Los límites los aplico a relaciones con los demás, mi relación con el entorno, el trabajo, el overwhelming de emociones. Para vivir esos límites necesito un self-space, que me dé lugar a crecer, hacer journaling y a conectar con mi intuición, y a la vez energía para disfrutar profesionalmente, conectar con otros y reír.
Entre mis objetivos para este año estaba el dejar de sentir que pierdo el tiempo sin saber a dónde va, y así poder alejarme de la procrastinación y la ansiedad que ello me genera. Y así llegué a mis palabras: working vibes y disfrute profesional.
Todo ello no deja de ser bienestar sostenible. Bienestar porque mi prioridad es estar bien, es el primer paso para poder vivir todo lo demás. Sostenible porque puede sostenerse en el tiempo.
Y vivir desde el amor, y no desde el miedo. Porque no sé de una vida que pueda vivirse plenamente si no es desde el amor.
Espero que te sea útil y te inspire. Nos leemos en la próxima edición. ¡Un abrazo!